LA EXPULSIÓN DEL PARAÍSO – Niños felices
Para reconocer la Pedagogía en nuestro siglo XXI es imprescindible comenzar por saber cómo es el mundo de los niños y por supuesto como ha sido nuestro mundo infantil. Tal vez la expresión de la expulsión del paraíso, venga de los primeros contactos del niño con la hostilidad de lo que hay fuera. Ya nadie duda de que somos y estamos constituidos de tres cuerpos, el cuerpo físico, el cuerpo mental y el cuerpo astral o energético. Y es precisamente en este último donde hemos fallado intensamente, pero como se trata de energía, resulta que es algo que puede repararse y que ya somos muchos los que nos dedicamos a ello.
Sencillamente nuestros niños y nosotros hemos venido aquí a ser felices, así sin más. El resto es un mal invento. y es precisamente en los primeros contactos que mantiene el niño con su entorno exterior, con las instituciones y con los demás, cuando se producen estas desadaptaciones y desajustes. Se produce un impacto emocional denominado en algunas religiones como » la expulsión del paraíso». Todo comienza a ser recriminado, dirigido, adiestrado, adoctrinado produciéndose así un veto en la frescura, creatividad y conocimiento del niño en sus primeros años de vida.
Y es aquí donde aparece el oscuro mundo inconsciente que tantos problemas conductuales, sociales y energéticos nos está acarreando en la actualidad.
El niño comienza a rechazar el mundo externo, la hostilidad del mismo y comienzan a producirse en él unas heridas psicológicas que en demasiadas ocasiones no sanan y pasan de generación a generación. Seguimos siempre recordando que somos energía y esta no se destruye y sí se puede bloquear antes de transformarse.
Es en estas primeras edades de la infancia, cuando aparece el campo del inconsciente que alimentamos con conceptos de miedos, dolor, tapaderas, velos, máscaras hasta extremos insospechados , hasta en la edad adulta no llegar a reconocernos a nosotros mismos.
Es muy importante en el nuevo concepto de Pedagogía del siglo XXI hacernos conscientes de estos sucesos energéticos, conductuales y psicológicos para que sea la institución familiar y escolar las encargadas de tratar a la infancia como la edad más delicada e importante de la vida de cualquier ser humano.
Todos los daños ocasionados aquí en esta etapa se reflejarán durante toda la vida adulta siendo el momento preciso de la historia de la humanidad donde nos encontramos. Haciendo un recorrido energético desde el inconsciente del niño hasta el consciente actual del adulto . La tarea evolutiva y humanitaria más importante que tenemos ahora es la de sanar , la de sanarnos a nosotros mismos y sanar al niño que llevamos dentro abriendo de este modo el paso al estado de consciencia individual y colectiva.
Carmen Soledad García Gutiérrez
Las aulas del siglo XXI evolución / humanización